

Tu finca familiar en Valle de Guerra
La portada almenada del Museo de Historia y Antropología de Tenerife (Casa de Carta) se vuelve a abrir al público con una expografía renovada. Pasado y presente confluyen en la reapertura de la Casa de Carta, al convidar a los visitantes a entrar por la nueva entrada desde la carretera general Tejina-Tacoronte (Tf-16).
Un muro perimetral de nueva fábrica, cuya estética contemporánea se inspira en los antiguos muros cortavientos característicos del paisaje agrícola, del que aún se puede disfrutar en la comarca en la que se localiza esta hacienda. En el interior del museo, la renovación expográfica que se presenta en esta fase, coincide con el ala del inmueble construida en el siglo XVIII, coincidiendo con la familia Lope de Guerra como propietaria de la finca.
La nueva exposición Tramas de Memoria, entrelaza el patrimonio textil y el patrimonio fotográfico, en una narrativa actualizada en la que se invita a la reflexión sobre las ARTESanías con letras mayúsculas.
El traje de la familia Monteverde, punto de partida de la narrativa del museo, aúna en su figura una trama de procesos, tecnologías y objetos con sus propias significancias culturales, etnográficas, simbólicas e identitarias. Estas expresiones han urdido distintos relatos visuales en y del pasado, que interpretados desde el presente llevan a reflexionar sobre la evolución de las ARTESanías, su valor desde un punto de vista social y artístico, y lo efímero del valor patrimonial de estas creaciones en cada etapa de su vida.
Las labores de aguja tan representativas de saberes artesanales como la roseta, el calado, el bordado o el encaje de bolillos, conforman una muestra de carácter temporal, expuesta en esta ocasión en uno de los corredores de la Casa. Unas labores aprendidas de generación en generación, y memorizadas en los gestos meticulosos y pacientes de las manos de aquellas mujeres que asistieron a los talleres de costura y cursos de patronaje, en tardes de puntadas y confesiones.
La Casa de Carta respira a través de sus muros todo un calado de manifestaciones artesanales que visten tanto a sus paredes, con piedra volcánica, madera y cerámica, como a las colecciones que la habitan. Su arquitectura acoge, desde un enclave privilegiado, a unos objetos que se muestran como el reflejo del quehacer y saber hacer de sus creadores, portadores de un legado que custodia el museo.
Así, la cultura popular se expresa a través de unas manifestaciones ARTESanales, ataviada gracias a los gestos que tejen toda una colección de indumentarias, observadas desde diversas miradas.
El entorno del museo sigue siendo un espacio de gran valor botánico, en el que se está trabajando para su mejora en la actualidad. De nuevo, se podrá acceder al jardín botánico, a la colección de cultivos tradicionales, al invernadero canario, al pesador de agua, al lagar y a la sala de los molinos, que también presenta una expografía renovada.

