
Museos de Tenerife despide con pesar a Antonio López Bonillo, quien desempeñó un papel crucial en la consolidación del sistema museístico insular durante su etapa como consejero del Cabildo de Tenerife y presidente del Organismo Autónomo de Museos y Centros (OAMC) a partir de junio de 1991 y hasta 1995. Su gestión marcó un antes y un después en la proyección pública, científica y territorial de los museos de la isla.
Retazos de vida
Su vocación juvenil era hacer carrera militar, como su padre, pero los avatares de la vida lo llevaron a optar por hacerse maestro y, tras un período corto en el que estuvo dando clases particulares, en 1964 hizo gala de varias de sus grandes virtudes: su capacidad de trabajo, emprendeduría y espíritu indomable, fundando un pequeño colegio en el barrio de Uruguay, que denominaría más tarde Cisneros. Tres años después trasladaría ese colegio a Vistabella, donde actualmente se ubica la escuela infantil y, ya en 1990, inauguraría su sede en Valle Tabares, que tras años de mejoras y ampliaciones pasaría a ser uno de los referentes educativos en Tenerife: el Colegio Cisneros ALTER.
Siempre fue un fanático defensor de la práctica deportiva entre los más jóvenes, muy especialmente, del voleibol. No es de extrañar, pues, que López Bonillo fuera designado Presidente de la Real Federación Española de Voleibol en 1987 haciendo posible el desarrollo de la misma y su excelente preparación de cara a los Juegos Olímpicos de Barcelona cinco años más tarde. De este modo, tampoco extraña que en la década de 1980 y de 1990, el equipo de vóley creado en aquel colegio alcanzara cotas muy elevadas en la División de Honor nacional, compitiendo con clubes tan poderosos como el Real Madrid, el Palma, Guaguas Las Palmas, Almería, etc. Ese equipo contaría con Héctor y Tommy López, dos de sus grandes figuras e hijos de Antonio, que llegaron a ser internacionales por España (Héctor competiría en los Juegos de Barcelona de 1992, dónde España alcanzaría el diploma olímpico de la disciplina por única vez en su historia).
Andaduras por los museos insulares
Durante su mandato se produjeron algunos de los hitos más relevantes de la historia reciente de los museos de Tenerife. En 1993 se inauguró el Museo de la Ciencia y el Cosmos, fruto de un innovador acuerdo de colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que sentó las bases de una sinergia institucional que perdura hasta hoy. Ese mismo año, en diciembre, abrió sus puertas el Museo de Historia de Tenerife, ampliando y diversificando la red museística del Cabildo.
El Museo de la Ciencia y el Cosmos vivió una etapa de intensa actividad con eventos que captaron el interés de miles de visitantes. En 1994, la actividad “Jupitermanía”, con motivo del impacto del cometa Shoemaker-Levy en Júpiter, atrajo a más de 2 000 personas e incluyó conexiones en directo con el Observatorio del Teide y conferencias de renombrados astrofísicos. Se organizaron también cursos como “La Astronomía en Canarias” (1996) o “5 Siglos de Ciencia en Canarias” (1997), así como la macroexposición “La Astronomía en los albores del tercer milenio”, que celebró la instalación de nuevos telescopios en los observatorios del archipiélago.
En paralelo, el Centro de Fotografía Isla de Tenerife celebró durante esta etapa su Primera Bienal Internacional de Fotografía, posicionando a la isla en el circuito artístico internacional. También se firmó el primer acuerdo de colaboración con los municipios de Tenerife para la itinerancia de exposiciones temporales, democratizando el acceso a la cultura en todo el territorio insular.
Asimismo, en 1993 se creó el Instituto Canario de Bioantropología, adscrito al OAMC, para profundizar en la investigación sobre las poblaciones antiguas del archipiélago. Este hito se enmarca dentro de una serie de logros científicos impulsados por Bonillo, como el Proyecto CRONOS (1992) sobre el estudio bioantropológico de las momias guanches, que incluyó el desarrollo de una importante red de colaboración con instituciones científicas nacionales e internacionales; la organización del I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias (con más de 350 expertos de más de 20 países); y la exposición “Momias. Los secretos del pasado”, que superó los 50 000 visitantes en solo un mes, siendo la muestra más visitada de la historia insular.
En el Museo Arqueológico de Tenerife, su mandato fue testigo del inicio de la principal línea de investigación aún vigente, “Colonización y poblamiento del archipiélago canario”. También fue clave el impulso de la línea editorial del museo con la revista ERES, que evolucionaría hacia Canarias Arqueológica, alcanzando relevancia nacional. En 1998 se iniciaron actuaciones arqueológicas y patrimoniales en Fuerteventura tras la firma de un convenio con el cabildo majorero.
Antonio López Bonillo fue no solo fue un gestor eficaz, sino una figura política que entendió la cultura como motor de desarrollo y cohesión social. Supo fomentar el equilibrio entre la investigación científica y la divulgación. Hoy, muchas de las estructuras y programas vigentes en los Museos de Tenerife tienen su origen en las decisiones y políticas impulsadas durante su mandato.
Su legado vive en cada sala, en cada exposición y en cada visitante que descubre, gracias a su impulso, la riqueza patrimonial y científica del archipiélago. Descanse en paz.