Registro de salida: «Africae Tabvla IIII»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
 
 

«Africae Tabvla IIII [12.1995.414]»


Mapa incluido en Cosmographya de Sebastian Münster, obra editada en 1550 por la Officina Henricpetrina de Basilea, la célebre casa editorial fundada por Henricus Petrus. Como indica su título, el mapa se centra en la representación del continente africano, pero también de Hispania, la Galia, Italia, Grecia y el Asia Menor, siguiendo la tradición cartográfica de la Antigüedad Clásica y, de manera muy especial, el conocimiento que sobre el mundo se tenía en aquel periodo y que fue recopilado por Ptolomeo (c. 90 -170 d. C) en su Geographya, obra que incorporaba el saber de autores griegos anteriores, tal fue el caso de Eratóstenes de Cirene, Hiparco de Nicea o Mariano de Tiro.

La Geographya de Ptolomeo se estructuraba en ocho volúmenes, de los cuales el primero estaba dedicado a explicar la técnica de la proyección de mapas, los seis siguientes a la descripción de, aproximadamente, ocho mil nombres de lugares con latitudes y longitudes para determinar su posición mediante grados y fracciones de grados, mientras que el último incorporaba los mapas propiamente, un total de veintisiete - un mapamundi de proyección cónica, diez de Europa, cuatro de África y doce de Asia -, que no fueron realizados por Ptolomeo pero, probablemente, sí por un autor contemporáneo y que fueron los modelos tomados para los mapas incorporados en las ediciones posteriores de los siglos XV y XVI. Estas últimas también se nutrieron de miles de descripciones existentes en la Geographya - en los volúmenes 2,3,4,5,6 y 7- , cuyas referencias a distintas partes e incluso coordenadas permitían a los cartógrafos reconstruirlos gráficamente con cierta facilidad.

El legado de Ptolomeo permaneció latente en el mundo árabe y también en Bizancio, mientras que en Europa su “descubrimiento” fue algo tardío, acontecimiento que se materializó cuando su texto original escrito en griego fue traducido al latín, empresa iniciada en Florencia a comienzos del siglo XV por Emanuel Chrysoloras y finalizada por Jacobus Angelus, quien decidió cambiar el título original de Geographya por el de Cosmographya, y que a partir de ese momento fue el más usado por la mayoría de los autores que caían fascinados ante el conocimiento que aportaba la obra ptolemaica, entre ellos el propio Sebastian Münster. La traducción latina de la Geographya conoció hasta siete ediciones en el periodo incunable, siendo tal su reclamo que durante el siglo XVI, igualmente, fue objeto de sucesivas ediciones, siendo las más conocidas las de Martin Waldseemüller, Erasmo - en la que reproducía el texto original en griego - y, por supuesto, Sebastian Münster.

“Africae Tabvla IIII” - cuya curiosa manera de transcribir el número cuatro debe de estar vinculado a la costumbre romana de usar el “IIII” en lápidas y esculturas por motivos religiosos, habida cuenta de que el “IV” equivalía a las dos primeras letras del nombre del dios IVPITER y en aquellos momentos el usarlo en monumentos mortuorios era considerado irreverente o de mal fario -, puede contemplarse en uno de los planeros ubicado en el ámbito dedicado a la colección de cartografía de la exposición permanente del Museo de Historia y Antropología (en su sede de la Casa Lercaro). Aquí se encuentra depositada en su totalidad la colección de la familia Ahlers, conformada por varias generaciones en Alemania, Inglaterra y España, y cuyo leitmotiv podría considerarse el de las Islas Canarias en la historia de la cartografía. En “Africae Tabvla IIII”, que no es una excepción, observamos que las Islas Canarias (significadas como las “fortunate insul.”) también están representadas como límite noroccidental del continente, denominación que demuestra el conocimiento que Ptolomeo tenía de la existencia de la Naturalis historia de Plinio el Viejo, autor que así comenzó a denominarlas siguiendo, a su vez, las descripciones contenidas en un supuesto informe sobre un viaje realizado por aquellas latitudes y atribuido a Juba II de Mauritania.

De forma trapezoidal y realizado con la técnica de la xilografía, esto es, una impresión tipográfica con planchas de madera grabadas en relieve, la “Africae Tabvla IIII” de Münster es un paradigma del respeto reverencial que, todavía a mediados del siglo XVI, los cartógrafos profesaban a los parámetros establecidos en la Antigüedad Clásica, los cuales comenzaron a superarse cuando Abraham Ortelius publicó, en 1570 Theatrum Orbis Terrarum, iniciándose la era de los atlas y en los que ya comenzaron a incluirse, con toda naturalidad, los nuevos territorios descubiertos.