Registro de salida: «Postales turísticas»

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Hoy: Postales turísticas [12. 2002. 1136 hasta 12. 2002. 1139 / 23. 2019. 1470 hasta 23. 2019. 1479]

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En esta ocasión no protagoniza la sección REGISTRO DE SALIDA una única pieza, sino varias. Se trata de una selección de 14 postales que forman, indisolublemente asociadas, un conjunto descriptivo de una potente realidad de nuestro pasado: la actividad turística, que ha persistido en el tiempo hasta el momento presente.

Medio de comunicación, a la vez escrita y visual, la tarjeta postal ilustrada permite un acercamiento pormenorizado de las realidades sociales a partir de finales del siglo XIX, así como una comprensión generalizada de las representaciones estereotipadas de las mismas. Forma parte, por tanto, del conjunto de los materiales plurales del historiador[1] y ahora, también, de los objetos que forman las colecciones museográficas.

Haciendo un poquito de historia, el 1 de octubre de 1869 la Administración de Correos de Austria-Hungría ponía en circulación la primera tarjeta postal en el mundo. A su vez, la primera postal oficial española apareció poco después, en diciembre de 1873. Eran emitidas por las administraciones de correos y traían impreso el franqueo en una de sus caras. La otra cara estaba completamente en blanco para que se pudiera escribir en ella. Pero no eran postales ilustradas, salvo por el sello impreso y una orla. Estas postales eran monótonas y aburridas. Con la mejora de los métodos de impresión, en la última década del siglo XIX, triunfaron las verdaderas tarjetas postales ilustradas, impresas y editadas por la industria privada. En esta época, la Unión Postal Universal (organismo surgido en 1874 para garantizar y mejorar los servicios postales y que hoy forma parte de las Naciones Unidas) reguló el formato de las postales. Se recomendó que sus dimensiones fuesen de 9×14 cm. Ese es el formato de las postales antiguas, que se mantuvo hasta casi 1960. Las postales modernas son un poco más grandes, midiendo alrededor de 10,5×15 cm, formato que se ha mantenido de manera estándar a pesar de las variaciones, costos, funciones y usuarios que han ido produciéndose a lo largo de los años[2] .

El intercambio de tarjetas postales se puso de moda en 1901. Al éxito contribuyó que el coste de su envío era la mitad que el de una carta normal. Además, muchas de las postales antiguas tenían una gran calidad de impresión. Esas postales hoy en día son objeto de coleccionismo debido a su gran valor documental. Desde el año 1906, el reverso de la postal se suele encontrar dividido en dos mitades: la izquierda para contener el mensaje enviado y la derecha para pegar el sello y poner la dirección del destinatario. La principal diferencia con respecto a una carta convencional es que la postal no utiliza sobre, así que su contenido queda expuesto y puede ser leído fácilmente.

En algunas ciudades europeas en las que el servicio postal funcionaba con gran eficacia y contaba con hasta tres entregas diarias, la tarjeta se empleó, en sus orígenes, como un medio de comunicación cotidiano, en especial antes de la difusión del teléfono. En este contexto, las postales ofrecían un soporte para la comunicación personal, la publicidad o la oferta de servicios y podían adquirirse en casi cualquier parte. Debido a que el dibujo o la fotografía que ofrecían las postales pertenecía, a menudo, al lugar donde eran compradas, su adquisición y envío se fue convirtiendo en una expresión turística, constituyéndose hacia comienzo del siglo XX en un artículo habitual de venta en ciudades y enclaves turísticos. Podía encontrase en tiendas de recuerdos, quioscos de prensa y hoteles, pasando a formar parte de la experiencia del viaje. La postal ofrecía la posibilidad de compartir información visual de los lugares visitados, entablando una comunicación más rápida y eficiente que la tradicional carta cerrada.

Las postales de viaje reflejan una relación estrecha entre distintas disciplinas, como las artes visuales, el turismo y la geografía. Además, las postales turísticas aglutinan diversas concepciones estereotipadas, entre las que podemos encontrar el desplazamiento en el espacio, las aspiraciones de ocio y de recreación o la imagen preconcebida del lugar de destino. En este sentido, el paisaje, en sentido amplio del término, se transforma en un recurso que contiene la esencia misma de lo que moviliza al turista: ver algo diferente a su cotidianeidad. El paisaje refleja la parte visible de la relación sensible del turista con el recorrido realizado, con los lugares visitados y, por ello, es mercantilizado[3] .

Esta serie de postales turísticas con motivos de las islas que presentamos hoy en nuestro habitual REGISTRO DE SALIDA nos permite reflexionar sobre el turismo, una de las prácticas culturales que caracteriza a las sociedades contemporáneas. Forman parte de uno de los fondos documentales del Museo de Historia y Antropología de Tenerife: la colección de postales de “Souvenirs” y fueron donadas, junto a un conjunto más amplio, en el año 2008. Están fechadas entre 1962 y 1994. En ellas podemos apreciar el paisaje tradicional y turístico de nuestro archipiélago, así como reconocer determinados “tópicos” como los del ocio y descanso, modelos femeninos o indumentarias tradicionales, que han sido extremadamente recurrentes en la temática postal de destinos turísticos como el de Canarias, profundamente vinculado al fenómeno del turismo de masas.

Este conjunto de piezas formó parte de una exposición temporal inaugurada el 26 de junio de 2009 en la sede de la Casa Lercaro del citado Museo y enmarcada en un proyecto más amplio[4] que pretendía mostrar las muy ricas y diferentes dimensiones del fenómeno del souvenir como objeto universal y como significativo elemento del consumo turístico, destacando como, el más ubicuo de los objetos viajeros presenta, detrás de esa atribuida banalidad, una sorprendente complejidad. En lugares como Canarias, en los que el turismo es un recurso económico principal, raras veces ha sido objeto de un tratamiento museístico. El prejuicio de considerarlo una mera actividad de ocio, ha minimizado el estudio de su naturaleza, alcance e impacto. Souvenir, souvenir, pretendía ofrecer al turista el fenómeno del turismo desde la óptica del nativo y, a su vez, posibilitar al nativo el hecho de verse y reconocerse en ese mismo fenómeno, es decir, en su condición de turistas en su propia tierra.

Más allá de la aparente trivialidad de estas postales (como souvenirs turísticos que son) se aglutinan todos los trasuntos que operan en las relaciones turistas-nativos, unidas en un vasto terreno de negociación, apropiación, adaptación y resistencia. Una constelación de interacciones que posiciona a Canarias como un cronotopo, un marco de relaciones en el que los souvenirs expresan la idea encarnada de los deseos y proyecciones del turista y muestran aspectos relevantes de la sociedad contemporánea. Entre otros podemos mencionar el trafico transcultural, la disolución de las fronteras entre el arte, la artesanía, la historia y el relato, la realidad y la ficción, o la configuración por la cultura nativa, de una visión estereotipada, preestablecida e inducida previamente, por ese mismo fenómeno turístico.


[1] Jean-Louis Guereña, 2005. Imagen y memoria. La tarjeta postal a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Berceo, nº 149, pp. 35-58.

[2]Gabriela Ruiz, 2020 ¿Qué son y cómo realizar postales turísticas y/o de viaje? Published on Oct 19, 2020. Documento de estudio, elaborado por la docente Gabriela Ruiz, correspondiente a la asignatura Educación Artística-Artes Visuales, para los alumnos del tercer año de la Escuela de Educación Secundaria de Zonda. San Juan, Argentina. ISSUU. https://issuu.com/gabrielaruizmunoz/docs/qu__son_y_c_mo_realizar_postales_tur_sticas_o_de_v

[3]Gabriela Ruiz, 2020.

[4] El título completo de la exposición, abierta simultáneamente en la Fundación César Manrique en Lanzarote y en la sede de Casa Lercaro del Museo de Historia y Antropología de Tenerife en La Laguna, fue “Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas”. Fechas: del 25 de junio al 18 de octubre de 2009. Comisarios: Fernando Estévez, Mayte Henríquez y Mariano de Santa Ana. Organización: Fundación César Manrique. Coproducción: Fundación César Manrique y Museo de Historia y Antropología de Tenerife.

https://www.museosdetenerife.org/mha-museo-de-historia-y-antropologia/souvenir-souvenir-la-coleccion-de-los-turistas-donde-se-muestran-los-turistas-a-los-nativos-los-nativos-a-los-turistas-a-los-turistas-como-nativos-y-a-los-nativos-como-turistas-2/

https://fcmanrique.org/fcm-exposicion/souvenir-souvenir-la-coleccion-de-los-turistas/?cpg=1&lang=es